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17may14


El cartel del "Chapo" Guzmán traficaba desde Buenos Aires


En la madrugada del 23 de abril pasado, el mexicano César Cornejo Miranda fue detenido en un departamento de la calle Amenábar al 1900, en el barrio porteño de Belgrano, luego de resistirse a los tiros y herir a uno de los gendarmes antinarcóticos que participaban del operativo. Pocos días después, el 28 de abril, se secuestraron en Mérida (estado de Yucatán, México) cerca de 1.000 kilos de cocaína pura diluidos en 2.360 litros de aceite, que habían partido en marzo del puerto de Buenos Aires en barco, dentro de dos falsos transformadores eléctricos.

El 8 de mayo, un comisario y dos cabos de la Policía Federal fueron detenidos, acusados de integrar una banda dedicada a salideras bancarias, encubrimiento de bandas de todo tipo y robo de droga a traficantes. Para más datos, los policías contaban con unas 50 armas cortas y largas de distintas fuerzas de seguridad.

Lejos de ser hechos aislados, los tres episodios forman parte de una misma investigación, a cargo de la jueza federal de San Isidro Sandra Arroyo Salgado. La causa apunta nada más ni nada menos que a las actividades en la Argentina del narcotraficante más importante del mundo, Joaquín "El Chapo" Guzmán. "Se ha desarticulado una banda narcocriminal que tenía conexiones con el denominado Cartel de Sinaloa", ratificó ayer en conferencia de prensa el secretario de Seguridad, Sergio Berni.

La causa -que ayer sumó los primeros 6 procesamientos- comenzó tímidamente en junio de 2012 y terminó uniendo corrupción policial con el descubrimiento de que Argentina no sólo es un puerto de salida de grandes cargamentos de cocaína hacia Europa sino también hacia el norte del propio continente americano. Todo esto, además, con un método de ocultamiento nuevo y sofisticado prácticamente indetectable para escáners y perros entrenados.

La primera punta que permitió llegar a la droga incautada en México la dieron las escuchas hechas a los teléfonos del comisario Fernando Mora -a cargo de la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Policía Federal- y los de los cabos Andrés Martínez y Natalia Cainzos (esta última, de la Superintendencia de Investigaciones).

En las conversaciones, los policías hablaban de concretar salideras bancarias y dar zonas liberadas a delincuentes. Pero también manejaban el rubro narco. Por un lado, mexicaneaban cargamentos (según las escuchas, le robaron 200 kilos de marihuana a una banda simulando un operativo) y por otro, les ofrecían logística y protección a los narcos más importantes.

De tanto escuchar, a principios de este año los investigadores de la División Narcotráfico de Gendarmería llegaron a una charla clave, en la que los policías hablaban de dar protección a un importante cargamento "organizado por ciudadanos mexicanos vinculados al cartel del 'Chapo' Guzmán y ciudadanos argentinos, entre quienes se destaca la actuación de un empresario local apodado 'Matute'", resaltó la jueza Arroyo Salgado en la resolución con la que ayer procesó a seis integrantes de la banda narco.

Ante esto, el 10 de marzo la jueza dividió el caso en dos. Por un lado siguió investigando a los policías, que fueron detenidos la semana pasada y cuya situación procesal aún no se resolvió. El trato que querían hacer con los narcos se habría caído por la desconfianza de los mexicanos. Por otro, comenzó a seguir la pista de los traficantes (que terminaron procesados ayer por contrabando de cocaína).

Entre los seis procesados por Arroyo Salgado hay dos personajes centrales. Por un lado, el empresario Matías Faubel (38, alias "Matute"), que ya cuenta con el antecedentes de haber tenido que declarar como testigo en la causa por la llamada "ruta de la efedrina" y a quien se señala como nexo entre los mexicanos del Cartel de Sinaloa y los policías federales que ofrecían protección. Por otro está el mexicano César Cornejo Miranda (42, alias "Chacito").

Este último fue quien, el 23 de abril, se resistió a tiros cuando la Gendarmería lo fue a detener a un departamento de Belgrano. El mexicano estaba alojándose en la casa de sus suegros, a los que tomó de rehenes durante tres horas junto con su novia embarazada. Durante ese tiempo intentó comunicarse varias veces con Faubel, pero este no lo atendió porque había sido detenido horas antes. Antes de entregarse baleó a un gendarme, por lo que ahora también fue procesado por "tentativa de homicidio".

Ese día los investigadores tenían el dato de que el mexicano estaba a punto de irse de la Argentina y por eso apuraron su detención. Cornejo Miranda, con estudios incompletos en ingeniería industrial, habría sido el encargado de acondicionar los transformadores eléctricos dentro de los cuales se colocó la cocaína, diluida en aceite industrial, hallada en México.

"El mexicano se quería volver enseguida a su país pero no pudo terminar el trabajo tan rápido como lo tenía planeado. Es que además de los dos transformadores que lograron salir de aquí con la carga de cocaína, el mismo 23 de abril (en un galpón ubicado en la calle Viale 101, de Haedo) se secuestraron tres más, dos de los cuales ya habían sido modificados. Pero le faltaba uno. En ellos iba a salir más cocaína ", confió una fuente del caso.

Descubrir estos transformadores desarmados y vacíos fue lo que permitió saber cómo se había armado la maniobra. Pero entonces también se incautó documentación que permitió confirmar la hipótesis de que la banda estaba detrás de un gran cargamento de droga. Y no solo eso: rastreando remitos y sumando a ellos la declaración de un camionero se determinó que ese cargamento había partido del puerto de Buenos Aires el 17 de marzo.

Las primeras averiguaciones, a cargo de la Aduana Argentina, determinaron que todavía estaba en viaje, pero que llegaría el 25 de abril a Yucatán, México. El círculo había terminado de cerrarse.

Con esos datos, encontraron la cocaína en los dos aparatos que lograron llegar a México, ya que la droga no podía ser detectada por los escáners.

Si bien Cornejo Miranda no tenía ningún pedido de captura internacional, Clarín pudo chequear por dos fuentes que las autoridades antinarcóticos de los Estados Unidos tenían en curso una investigación por lavado de dinero del narcotráfico en su contra. Y también que lo estaban monitoreando en nuestro país.

No era un desconocido.

Lo que aún no se determinó es cómo entró la cocaína al país. Berni sugirió ayer que habría entrado en "un trabajo de hormiga" desde Bolivia, pero no hay certezas.

[Fuente: Clarín, Bs As, 17may14]

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small logoThis document has been published on 21May14 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes.