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24jul16
El narco argentino que se adueñó de la frontera con Bolivia
Reynaldo Delfín Castedo en el momento de su detenciónHasta hace dos días Reinaldo Delfín Castedo era solamente un fantasma. Pero a partir de la detención por parte los investigadores Antidrogas de la Gendarmería Nacional, se le puso rostro a quien, en Salta, señalaban como el mayor proveedor de droga de las grandes bandas que traficaban al extranjero. También fue el creador de una estructura narcopolítica que perduró durante más 15 de años para proteger los casi 4000 kilos de cocaína que enviaba a Europa por mes.
Castedo supo ganarse el miedo de aquellos que podían delatarlo. Sólo unos pocos colaboradores cercanos conocían su rostro, pero todos los vecinos de Salvador Mazza, en Salta, le temían. Especialmente después de que, según investigó la Justicia, habría ordenado matar a la comerciante Liliana Ledesma, quien se animó a denunciar su complicidad con su principal aliado político, el diputado provincial Ernesto Aparicio.
De no haber sido porque efectivos de la Gendarmería lograron apresarlo anteayer, cuando salía de un restaurante situado a pocos metros del cruce del Acceso Oeste y Martín Fierro, el sumario judicial por el homicidio de Ledesma habría prescripto y él hubiera quedado libre.
Según fuentes de la investigación consultadas por LA NACION, Castedo habría ordenado a sus abogados que presentaran un pedido para que termine la persecución penal en su contra por el asesinato de Ledesma. Le faltaban tres meses para quedar libre en este caso. Pero, con la indagatoria que le tomarán entre mañana y pasado en los tribunales de la ciudad de Salta, esos plazos se interrumpirán.
Además de la protección política, Castedo supo armar una red judicial que lo ayudó a mantenerse durante más de 15 años con un legajo limpio, que sólo lo mostraba como un empresario agropecuario con más de 20.000 hectáreas de campo en la frontera seca con Bolivia, lejos de todo control de alguna fuerza de seguridad.
Lejos de los controles
En la investigación encarada por los fiscales José Luis Bruno y Eduardo Villalba, de las ciudades Orán y Salta, respectivamente, sumado al expediente que instruyó el fiscal Diego Iglesias, a cargo de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), se determinó que el nombre de Castedo aparecía como uno de los primeros acusados en causas de narcotráfico que habría pagado dinero al entonces juez federal de Orán Raúl Reynoso para beneficiarlo en los sumarios.
Castedo fue el dueño de un sector importante de la frontera seca entre Salvador Mazza y Yacuiba, en Bolivia. Lejos de los controles de las fuerzas federales y provinciales de seguridad, Castedo mandó a hacer caminos secundarios y picadas en el monte por donde cruzó miles de kilos de cocaína desde Bolivia. Esa droga era trasladada a Chaco por camión, oculta en carbón vegetal y desde el puerto de Barranqueras se mandaba a Santos y, desde allí a España o Italia.
Su ex abogado, Carlos Salvatore, abrió su propio emprendimiento hasta que fue condenado por el operativo denominado "Carbón Blanco", al copiar la metodología y la ruta, sólo cambió el puerto de entrada; Porto, en Portugal o Vigo, en España.
La organización de Salvatore, tuvo una fugaz actividad. En cambio, la banda de Castedo, a fuerza sembrar el miedo con homicidios como los de Ledesma y su esposo Gilberto "Gili" Villagómez, o de darle trabajo a puesteros y peones que abrían picadas en los montes, se mantuvo durante 15 años.
Castedo comparte abogados en con varios de los acusados de traficar 267 kilogramos de cocaína, en un camión Mercedes-Benz que fue interceptado en la localidad santiagueña de Taco Pozo. Por ese caso fueron procesados, con prisión preventiva, el presidente de Concejo Deliberante de Salvador Mazza, Alejandro Maurín, y su hermano, quien le había comprado el camión al fallecido Aparicio.
Élida Romero, madre de Ledesma, al conocer la noticia sobre la detención de Castedo, dijo que el presunto autor intelectual del homicidio de su hija, denunció que el imputado tuvo protección de las fuerzas de seguridad para estar diez años prófugo.
En esos diez años, Reinaldo Delfin Castedo viajó a Roma, en Italia con una mujer. Salió de Ezeiza con una identidad falsa, a nombre de una persona de apellido Lungo. Manejaba grandes sumas de dinero en efectivo. Una semana antes de ser detenido pagó $ 80.000 en efectivo por diez días de alojamiento para su familia en un lujoso hotel porteño.
[Fuente: Por Gustavo Carabajal, La Nación, Bs As, 24jul16]
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