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23feb14
La historia de "Los Monos", la banda que aterroriza a Rosario
Llevan 10 años como el principal grupo narco de la ciudad. Ganan 100.000 pesos al día. Saltaron al centro de la escena tras una serie de feroces asesinatos. Y esta semana procesaron a 35 de sus hombres.
Mutilado, al cadáver de Fernando Corso -o El Gordo Pel , como lo conocían en el barrio de la zona sur de Rosario donde vivía- lo hallaron enterrado en un descampado. La Policía logró dar con él por un llamado que reveló la ubicación precisa del cuerpo. Quienes filtraron el dato tenían claro por qué estaba allí: su jefe lo había pasado por una sierra de carnicero y lo había hecho sepultar en un baldío.
El asesino accedió a revelar el lugar donde estaba por un pedido muy especial, el de la madre de Corso. La mujer imploraba para que le devolvieran el cadáver de su hijo, "en el estado en el que se encontrara".
Aquel crimen cumple 10 años: fue cometido en 2004 con una ferocidad que remite a las películas de gángsters y mafias, y fue un eslabón clave de la sangrienta disputa que desde fines de los años noventa protagonizaban dos bandas de Rosario: Los Monos y Los Garompa . Otra pandilla, Los Colorados , ya había quedado fuera de juego. La guerra dejó, por aquellos años, entre 20 y 30 víctimas.
El Gordo Pel era líder de Los Garompa . Ariel Máximo Cantero, a quien se investigó por el crimen de Corso aunque finalmente no se reunieron pruebas suficientes contra él, avanzaba para apoderarse de los negocios ilícitos del barrio. Con aquel asesinato feroz, consiguió la supremacía. Un año antes había tomado el poder de Los Monos , la banda que debe el nombre al apodo de su antiguo cabecilla, Juan Carlos Fernández, "El Mono grande" .
La principal tentación era el comercio de droga, iniciado a partir de una organización familiar que importaba y comercializaba marihuana.
Los Monos terminaron por ganar la cruenta batalla y se convirtieron en la mayor banda ligada al narcotráfico de Rosario.
La parábola que incluye el crecimiento económico, sus relaciones con la Policía, el surgimiento durante dos décadas de rivales y aliados, el asesinato y la caída de sus líderes, atraviesa la historia del narcotráfico en la ciudad y explica muchas de las muertes cometidas en Rosario en los últimos años.
Y en los últimos meses.
Esta semana 35 de sus miembros -entre ellos, 13 integrantes de fuerzas de seguridad- fueron procesados por asociación ilícita, cohecho, tenencia de armas de guerra, encubrimiento agravado e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Se espera que la Justicia Federal inicie ahora un proceso similar pero sobre el delito de narcotráfico, por el que la banda aún no fue investigada a fondo.
Allegados a la organización aseguran que su recaudación orilla por estos días, cuanto menos, 100.000 pesos diarios de ganancia neta. Ese dinero incluiría no sólo el comercio ilegal de drogas -rubro donde hace rato se sumaron la cocaína y el paco -, sino también la "protección" pagada por otras bandas dedicadas al negocio en otras zonas de Rosario. Luis Medina, el empresario acribillado junto a una modelo el domingo 29 de diciembre pasado, manejaba una de ellas y les abonaba un canon.
El crimen de uno de los líderes de Los Monos , Claudio Pájaro Cantero, el 26 de mayo pasado, aceleró una investigación judicial que desnudó los enormes dividendos económicos que genera el grupo. Como parte de los allanamientos se secuestraron autos de alta gama y lanchas, que podrían ser utilizadas para trasladar mercadería en el río. También se allanaron mansiones que pertenecen al grupo en Rosario y en Funes y hasta una de tres hectáreas en Pérez que incluye una caballeriza, siete habitaciones -tres de ellas con jacuzzi privado- y una pileta diseñada con la silueta del ratón Mickey.
La banda diversificó su dinero en una pequeña flota de taxis y hasta en futbolistas: sería dueña de una parte del pase de Angel Correa, estrella de San Lorenzo. Se sospecha que el dinero era blanqueado en el circuito legal por Mariano Ruiz, un hombre que fue detenido en agosto pasado en Buenos Aires, en un lujoso departamento de Recoleta. En la investigación que desarrolla el juez Juan Carlos Vienna hay referencia de inversiones en propiedades por 40 millones de pesos.
El crecimiento de Los Monos fue apoyado por sectores de las fuerzas de seguridad. Once policías santafesinos, además de un miembro de la Federal y otro de la Prefectura ya fueron detenidos y procesados en el marco de la causa que se inició por el crimen de Martín Paz, en septiembre de 2012. Esa muerte fue clave para comenzar a desentrañar los secretos de la banda.
El Fantasma Paz estaba de novio con una hermana de los Cantero. Participaba de la operatoria para blanquear el dinero de la organización, pero cometió un pecado imperdonable para los Cantero: intentó utilizar los aportes para iniciar un emprendimiento propio vinculado con el narcotráfico. Uno de los más experimentados sicarios de Los Monos lo asesinó.
La relación entre la Policía tiene cientos de episodios. A mediados de enero, por ejemplo, cayó preso Juan Ramírez, sicario y testaferro del grupo: siete horas después se fugó de la Jefatura de Policía de Rosario. Por su escape fueron detenidos cinco policías, sospechados de haber cobrado por su fuga.
A Los Monos les atribuyen un poder de fuego como a ningún otro operador de la droga en Rosario. Lo demostraron tras la muerte del Pájaro . Pocas horas después de ese crimen, tres asesinatos regaron de sangre las calles como represalia.
El Pájaro tenía una educación formal precaria, pero se lo señala como el hombre que expandió los negocios y dotó de organización a la banda. Uno de sus hermanos, Máximo Ariel Cantero, alias Guille , fue detenido por la causa iniciada con el asesinato de Paz. En el expediente se dice que "a quien se le tiene miedo es a Guille" , al que "no le gustan los policías" ; y que en cambio "El Pájaro era conciliador; para ser violento tenía que suceder algo extremo".
Los testigos también comentan que "El Pájaro no hacía nada todo el día, era dependiente de la madre, incluso se hizo la casa atrás de la casa de la madre, era como un chico" .
Hoy permanecen prófugos el padre de los Cantero, Ariel Máximo - El Ariel, único de la familia que tuvo una condena por narcotráfico-, y su hijastro, Ramón Monchi Machuca. Entre otras cosas, este último es quien trabaja los contactos con la Policía y es "el más ambicioso" , de acuerdo a los testigos.
"Monchi nunca agarró una pistola. El paga y hace matar" , dijo un testigo de identidad reservada en el expediente.
La banda fue golpeada por la muerte del Pájaro , la detención de varios de sus integrantes y la fuga de parte de la cúpula. Sin embargo, en la Policía y en la Justicia admiten que se regenera permanentemente. Esta semana, después del procesamiento a 35 de sus hombres, el fiscal Guillermo Camporini aceptó que apenas se desmembró "un brazo de la organización", a la que el juez Juan Vienna definió como una maquinaria dedicada "al negocio de la violencia" para generarse beneficios económicos. Nadie sabe aún cómo la detendrán.
[Fuente: Por Mauro Aguilar, Rosario, Clarín, Bs As, 23feb14]
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