EQUIPO NIZKOR |
|
01dic09
Néstor Lorenzo: El hombre de los negocios oscuros a la sombra del poder
Es uno de esos cazafortunas acostumbrados a hacer millones con negocios oscuros a la sombra del poder. Esos cuya mayor virtud es la de tener los contactos precisos y pasar desapercibido de la mirada pública.
Graciela Ocaña lo descubrió por casualidad, en su intento por destejer la pegajosa telaraña que fueron urdiendo durante décadas las droguerías y obras sociales. Su nombre y el de su empresa "San Javier" resurgían en cada vuelta de ovillo. Por eso, la ex ministra de Salud no dudó en bautizarlo como "el Yabrán de los medicamentos".
Los vínculos políticos de Néstor Lorenzo se remontan, al menos, hasta el primer mandato de Carlos Menem. Por aquel tiempo, con sus socios Miguel Angel Vicco y Carlos Spadone, importó leche contaminada. Fue uno de los primeros escándalos del menemismo, que quedó rápidamente olvidado por la ristra que le siguió.
Lorenzo pudo volver al anonimato e internarse en otro negocio redituable: el farmacéutico. Otro de sus socios, Néstor Vázquez, lo acercó a José Luis Lingeri, el líder del gremio de Obras Sanitarias que por aquellos años comenzó a manejar desde la ANSAL los millones que se distribuían sin control para pagar los remedios y tratamientos más caros que cubrían las obras sociales. Ya a fines de los 90, se comenzó a hablar de "la mafia de los medicamentos".
La ANSAL pasó a llamarse Superintendencia de Servicios de Salud, pero sus maniobras sospechosas no menguaron. Para peor, el kirchnerismo colocó al frente de ese instituto nada menos que al recaudador de sus campañas: Héctor Capaccioli.
Recién cuando los cuerpos de Damián Ferrón, Leopoldo Bina y Sebastián Forza aparecieron muertos a balazos, el negocio tomó estado público. Y a medida que la investigación judicial comenzó a avanzar, fue saliendo a la luz aquella telaraña que de la que había hablado Ocaña.
Forza tenía vínculos comerciales con Lorenzo. Que a su vez se había convertido en un proveedor privilegiado del Policlínico Bancario, hasta tener una suerte de oficina propia. Valía la pena. Allí podía colocar, según descubrió la investigación judicial, muchos medicamentos truchos o vencidos que cobraba por buenos.
Al parecer, Lorenzo compensaba a Capaccioli por dejarle hacer los negocios. Si no habrá que creer que es de puro fervor kirchnerista que aportó a la campaña presidencial de Cristina Fernández cerca de un millón de dólares. Así lo había descubierto el juez Norberto Oyarbide, que ayer ordenó su detención.
El taxi en el que se mueve permanentemente tendrá descanso por algunos días.
[Fuente: Clarin, Bs As, 01dic09]
This document has been published on 14Dec09 by the Equipo Nizkor and Derechos Human Rights. In accordance with Title 17 U.S.C. Section 107, this material is distributed without profit to those who have expressed a prior interest in receiving the included information for research and educational purposes. |