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10mar06
Conmoción en Tucumán por la desaparición de una joven.
La última que la vio fue su amiga Virginia. Era la madrugada del domingo 26 de febrero. Las dos jóvenes —también son compañeras en la Facultad— habían ido a bailar a un boliche de la zona del ex Mercado de Abasto. Al salir, subieron a un remís. A las pocas cuadras, Virginia bajó en su casa. Paulina Lebbos siguió el viaje, pero nunca llegó a destino. Desde entonces, la joven está desaparecida y su caso no sólo movilizó a miles de policías sino que también se convirtió en un tema que conmueve a los tucumanos.
Paulina Lebbos, una estudiante de Comunicación Social, de 23 años, es hija de un funcionario del Gobierno provincial.
La angustia por el destino de la joven comenzó poco después de las 6.50 de ese domingo, cuando en San Lorenzo y avenida Alem, Paulina y Virginia Mercado tomaron un remís. En Tucumán, el transporte público tiene un funcionamiento caótico: en la calle, los llamados "remises" compiten con los taxis habilitados y toda clase de "autos truchos" por levantar pasajeros. Las jóvenes tomaron uno de esos vehículos.
Virginia bajó en La Rioja al 500, donde vive. Paulina siguió viaje, rumbo a la casa de su pareja. El muchacho, César Soto, la esperaba después de haber trabajado toda la noche.
No se supo más de ella: el remís nunca llegó a ese destino. Y hasta anoche tampoco habían sido hallados ni el auto —un Fiat Duna bordó con vidrios semipolarizados— ni el chofer. Ayer la Policía secuestró un coche con esas características, pero no había seguridad de que fuese el remís que tomó Paulina.
Por informe de la compañía telefónica, se sabe que el celular que la joven llevaba fue activado por última vez, para consultar el saldo, a las 10.25 del domingo 26, desde un barrio del sur.
Paulina es la menor de cuatro hermanos. Vive junto a dos hermanas y su hija de 5 años en la casa de su madre, en Alderetes, un municipio del Gran Tucumán. Con Soto (papá de la nena) no está casada ni conviven.
La joven trabaja en la Biblioteca Municipal de Alderetes, donde se encarga de dar apoyo a escolares. El año pasado ingresó a la carrera de Comunicación Social y ya tiene ocho materias aprobadas. El sábado 25 de febrero había aprobado una materia y —con compañeras y amigas— fue a celebrar.
La familia comenzó a preocuparse cuando no apareció a almorzar ese domingo al mediodía. Por la tarde, su padre, Alberto Lebbos (subsecretario provincial de la Juventud) agotó la lista de familiares y de amigos: nadie sabía donde estaba Paulina. Angustiado, buscó en hospitales y clínicas pero no la halló. Entonces, ya de noche, denunció la desaparición en la Policía.
En el tiempo transcurrido (se cumplen 12 días), la investigación (a cargo del fiscal de Instrucción Alejandro Noguera), se desarrolló ante una opinión pública estremecida por el hecho y volcada a versiones y conjeturas.
Ya el martes siguiente a la desaparición, los compañeros de facultad de Paulina hicieron una marcha para pedir que se reforzara su búsqueda. Después hubo otras. Los volantes y afiches con su foto cubrieron la ciudad.
Aunque intensa y con amplia colaboración policial (se habla de 1.500 efectivos haciendo rastrillajes), la labor del fiscal parece no haber logrado muchos avances.
"Estamos empantanados", le dijo ayer a Clarín un investigador afectado al caso. "No podemos descartar nada: ni que la chica se haya ido o que haya sido víctima de un delito por parte de desconocidos, como ser un secuestro por alguna organización dedicada a la prostitución", agregó.
"Justo en este momento estoy repasando datos del caso Marita Verón para ver si existe alguna conexión". Las similitudes entre las desapariciones de Paulina y Marita (ver El secuestro de...) activaron la imaginación y los temores de los tucumanos.
"Los familiares estamos convencidos de que Paulina está desaparecida en contra de su voluntad; de que es víctima de un hecho delictivo", le dijo Alberto Lebbos ayer a Clarín.
Y agregó: "Estoy seguro de que está sometida a la violencia de algún hombre; de que es víctima de esa terrible pauta cultural que hace de todas las mujeres objeto de la violencia masculina".
Después el padre de la joven fijó su posición: "No me opongo a que investiguen todas las hipótesis, pero pido que le pongan fichas a la de mayor riesgo, que es la de que se trata de un delito. Y que busquen ayuda nacional para conseguir los recursos tecnológicos para investigar que aquí no tenemos", dijo.
[Fuente: Clarin, Bs As, ARg, 10mar06]
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