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19ago03


Se debe transformar progresivamente la defensa militar en una defensa civil y popular no-violenta.


Señora Directora:

He leído con atención la “Tribuna abierta” del Ministro de Defensa José Pampuro publicada el 11 de agosto de 2003.

Contrariamente a lo que dice el Ministro, hay países civilizados que renegaron del uso de las fuerzas armadas para la defensa, como ser Islandia y Costa Rica. Otros, como Francia y Suecia, pidieron a organizaciones de la sociedad civil estudios sobre alternativas civiles, populares y no-violentas de defensa.

La reciente anulación de las leyes de impunidad votada por los diputados es una muestra de que las Fuerzas Armadas Argentinas, lejos de defender la vida, la libertad y los bienes de sus ciudadanos, hicieron todo lo contrario.

Como bien lo señala el ministro, los antiguos conflictos limítrofes están prácticamente superados. No creo entonces que la Argentina siga necesitando a las Fuerzas Armadas, pero si necesita una política de defensa nacional.

Renunciar al uso de las Fuerzas Armadas por medio de su abolición contribuiría muchísimo mejor a la paz que la participación en las “misiones de paz”, y sería un ejemplo para la comunidad internacional. Su participación en catástrofes humanitarias es útil, pero sería mucho más eficiente tener un cuerpo de defensa o protección civil preparado y equipado especialmente para esta tarea, tal como existe en muchos países. También su desempeño en su relación con el mundo científico y tecnológico es positivo, pero podría depender de ministerios civiles.

La convocatoria a expertos para elaborar un proyecto sobre la defensa nacional es una buena noticia. Los expertos participantes deberían cuestionar la necesidad de tener fuerzas armadas y pensar en cómo se puede transformar progresivamente la defensa militar en una defensa civil y popular no-violenta, en la cual no participa únicamente un sector de la sociedad (las fuerzas armadas), sino toda la población a través de sus diversas instituciones civiles (empresas, sindicatos, iglesias, ONGs, etc).

Asimismo deberían pensar en la transferencia progresiva de los recursos financieros socialmente inútiles (compra y mantenimiento de armas, por ejemplo) hacia bienes que necesitan ser defendidos, como por ejemplo el derecho a la educación y a la salud.

Juan De Wandelaer, integrante del Servicio Paz y Justicia.

[Nota: Este texto fue publicado como "Carta al Lector", en el Diario Clarín de Buenos Aires, el 19ago03]

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Este documento ha sido publicado el 22ago03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights