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09oct14
El conflicto con los simba-guaraní parece en vías de solución
Su cacique de la etnia simba-guaraní, Félix Romero, había amenazado con quitarse la vida sino le brindaban soluciones para su comunidad.
El Tribuno contó la historia del cacique de la etnia simba-guaraní, Félix Romero. La autoridad aborigen había amenazado con quitarse la vida si no conseguía soluciones para su comunidad, que esperan viviendas en terrenos que les entregó la municipalidad y que se encuentra en trámite para transformarse en territorio comunitario. Los que sufren la falta de esas casas son algunos de los salteños más necesitados. Hoy, el testimonio de tres madres aborígenes de la comunidad que dirige Félix Romero y que esperan por nuevo hogar para reconstruir sus vidas.
Gloria Plácido y Félix Antonio Tapia, de 47 años, tuvieron nueve hijos. En 2010 perdieron a Tatiana Magalí. "Hoy tendría seis años de edad", recuerda y la cara se le cubre de dolor. "Ha fallecido mi hija por desnutrición. Yo estaba mal y no podía hablar del tema. No tengo ayuda", dijo. En una casilla de madera con piso de arena viven apretadas 13 personas. Padres, hijos, nietos, sobrinos. "Hace poquito se fue mi hija, que tiene una chiquita con bajo peso, porque vivíamos amontonados y se fue a hacer una casa de nylon por el loteo", explicó Gloria. "Yo necesito. Cobro el plan de siete hijos, pero no me alcanza... Solo puedo comprar calzados para la mitad (de los chicos). Mi marido es temporario y en agosto deja de cobrar. Si me ponen la casa me voy y a esta se la dejo para mi hijo", contó.
Separada apenas por algunas tablas, vive Silvia Herrera, de 34 años. Una madre sola. No trabaja. Dice que sufre ataques frecuentes de epilepsia. No cobra ningún plan social. Cuando le mostró a El Tribuno el cuarto donde vive se quebró y entre lágrimas. "No puedo mantener a mis hijos. No tengo nada de ayuda. No sé que voy a hacer. Nadie me da una mano. No tengo ni plata para comprarles zapatillas a mis hijos. Andan pata pila. Solamente tengo la ayudita de la tarjetita", expresó. El sol pegaba fuerte a la hora de la siesta. Unos jóvenes desocupados escuchaban música con una vieja radio, refugiados a la sombra.
Cruzando la calle hay otra precaria casita de madera. Salutiana Paredes, de 45 años, parece más adulta. Tiene "chicos grandes" y cobra la pensión de siete hijos, uno de ellos es discapacitado. Está llena de nietos. Camina como encorvada, despacio. Se detiene frente a la puerta de su dormitorio de madera, piso de tierra y chapas. Un hombre aparentemente alcoholizado grita desde adentro recostado sobre la cama y luego vuelve a roncar. "Yo quiero casa para mi hija y mercadería para los chicos, calzado, ropa", empieza. De pronto el llanto. "Mi marido se la pasa botado. Ese hijo de puta me pega. Me trata de puta de mierda. Se la pasa machado y me los corre a los hijos. Yo me quiero ir de acá con mi hija, que está embarazada. Quiero salir de aquí. Que él se vaya con su macha para otra parte", pidió.
Soluciones e incidentes
Ayer, el presidente del Instituto de los Pueblos Indígenas de Salta (IPPIS), Enrique Arello, al que el cacique Romero le exigía cumplir el compromiso de levantar 15 casillas en la comunidad, aseguró que el "problema está en vías de solución" y que "se está gestionando con urgencia la llegada de viviendas". Además, la secretaría de Derechos Humanos de la provincia le dijo ayer a El Tribuno que asistirán de inmediato a las madres aborígenes mencionadas en este artículo.
Por otra parte , ayer se registraron incidentes en los terrenos que la municipalidad de Colonia Santa Rosa entregó a los miembros de la comunidad aborigen Dios Ilumina Nuestro Camino, que dirige Félix Romero.
Vecinos y dirigentes sociales de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), estuvieron ayer en los terrenos y reclamaron lotes dentro del territorio de la comunidad, según dijo el cacique en diálogo con este medio. Acusaron a Romero de no tener derechos sobre esas tierras. Sin embargo, el presidente del IPPIS, Enrique Arello, confirmó que los terrenos son de la comunidad que dirige el cacique y que "los trámites están avanzados en los organismos pertinentes".
Además, defendió la posición del cacique simba y pidió tranquilidad a los dirigentes sociales de la CCC. "Lo que debería hacer la CCC es hacer lo que hicieron los de la comunidad aborigen y gestionar su tierra y viviendas en donde corresponde. Porque si no se están apropiando de lo ajeno, que son tierras de la comunidad y me parece que está mal", dijo Arello, que reconoció la demora, pero destacó que en su gestión se entregaron ya 160 viviendas. "El lunes o martes seguramente estaremos sacando un convenio por las casas de Colonia Santa Rosa. Iremos al lugar en estos días, pero antes también visitaremos el IPV para ver si podemos hacer un esfuerzo en conjunto", agregó Arello.
[Fuente: Por Robustiano Pinedo, El Tribuno, Salta, 09oct14]
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