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25mar12
Frustraron fuga del hijo de Aníbal Gordon
El 15 de febrero último, Federico Aníbal Gordon cumplió 35 años. Es hijo de Aníbal Gordon, uno de los secuestradores y asesinos más temibles del siglo pasado, agente de la Side y verdugo de enemigos políticos del peronismo. Fue condenado a tres años de prisión efectiva en Córdoba, sentencia a punto de cumplir, pero seguirá preso en Tandil, provincia de Buenos Aires, donde su banda perpetró alrededor de 30 asaltos a mano armada.
Una organización criminal, procedente de Buenos Aires, que responde al hijo menor de Aníbal Gordon, intentó días atrás rescatar a su jefe que, mediante un ardid, logró ser trasladado desde la cárcel de Bouwer al Hospital Tránsito Cáceres de Allende. Lo sucedido fue rotulado como "información reservada", pero este diario accedió a los detalles de lo que pudo ser una fuga cinematográfica.
Un hecho fortuito evitó que Federico pudiera escapar de sus custodios fuertemente armados. Pero, antes de hablar de la frustrada fuga, es necesario saber por qué un activo pistolero bonaerense está detenido en Córdoba.
La captura.
El miércoles 19 de marzo de 2009, alrededor de las 21.45, un móvil del CAP 5 divisó un automóvil Chevrolet Astra que circulaba sospechosamente por calle Chiclanas, en barrio General Paz. Los policías le hicieron señas al conductor para que detuviera la marcha, pero el desconocido apretó el acelerador y desapareció en un santiamén. A la altura de Patquía al 2100, el Astra se estrelló contra el frente de una casa, luego de rozar a un remise.
Mareado, semiinconsciente por los efectos del tremendo impacto, el conductor del auto siniestrado no opuso resistencia. Alcanzó a identificarse con un DNI a nombre de un tal Videla.
Los policías redujeron al sospechoso y debajo de la alfombra delantera del vehículo encontraron un documento a nombre de Federico Aníbal Gordon, domiciliado en la localidad bonaerense de Tandil. Los uniformados que realizaron el procedimiento jamás pensaron que el detenido tenía unos 30 pedidos de captura por robos a mano armada. Ignoraban además que purgaba una condena a 9 años de prisión en Tandil y se había fugado.
Puesto a disposición del Tribunal Oral Federal 1, Federico aceptó un juicio abreviado por el delito de adulteración de documento. Se reunió con el fiscal federal Maximiliano Hairabedian para admitir ese delito menor y recibió el 1° de noviembre de 2010 una condena a tres años de prisión. Además de ser reincidente, su pésima conducta carcelaria le aseguraban una segura estadía en Bouwer hasta el 2013.
La consigna: escapar.
Desde el momento en que pisó la cárcel, Federico Gordon pensó en escapar. Sabía que lo de Córdoba era "un paseo" y que ser trasladado a Tandil era perder su libertad hasta envejecer.
Por eso, Federico se empeñó en aprovechar su paso por Córdoba para desaparecer definitivamente. Una fuga cuesta dinero, y en el caso particular de Gordon, fortunas. El 9 de febrero de 2012, durante una requisa, personal penitenciario descubrió que el interno Gordon tenía en su poder una pistola FM Browning 9 milímetros. ¿Cómo logró ingresar el arma? ¿Acaso pudo tenerla sin la complicidad de algún guardia? Imposible, es la respuesta. Lo importante es que la requisa fue positiva y es de seguro que uno o más penitenciarios son objeto de un sumario interno y están a disposición del Tribunal de Conducta Policial y Penitenciaria.
Con pésima conducta, la tenencia de un arma de guerra en su celda, Federico Gordon, que seguramente tiene un celular para comunicarse con su banda, en los primeros días de este mes logró que lo trasladaran al Hospital Tránsito Cáceres de Allende, para realizarse algunos estudios.
La peligrosidad del preso y el antecedente de la pistola oculta en el calabozo hizo que desde la Jefatura del Servicio Penitenciario se extremaran las medidas de seguridad. Todos esos recaudos habían sido superados. El plan de fuga estaba en plena ejecución. El escape fue malogrado por el oído fino y la inusual facultad de observación de una enfermera.
En un pasillo próximo a la sala donde estaba internado Federico Gordon, la mujer observó a un hombre que hablaba por celular. Le llamó la atención su acento. No era cordobés, parecía porteño. Y, ¿qué escuchó la atenta enfermera? "Son dos tipos, uno tiene una ametralladora, el otro pistola, no hay mucho movimiento alrededor, vengan rápido, es el momento, está en la sala...". No hizo falta escuchar más. La enfermera habló a los custodios y de inmediato Federico Gordon volvió a Bouwer. Fue expeditiva la reacción de los guardiacárceles. ¿Qué intentará o a quién le pagará Federico Aníbal Gordon la próxima vez?
[Fuente: Por Miguel Durán, La Voz del Interior, Córdoba, 25mar12]
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