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21oct10
Mariano había estado con Kosteki y Santillán el día que los mataron
Todavía no comprendía del todo las letras de Spinetta ni había ido a ningún recital de Los Redondos. Todavía no había empezado a estudiar teatro ni tocaba el órgano ni había quedado maravillado con los filmes surrealistas de David Lynch. Todo eso vino después. Mariano Ferreyra era un niño, sólo tenía 14 años cuando el 26 de junio de 2002 acompañó a su hermano mayor a la protesta en el puente Pueyrredón, el día que la Policía asesinó a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán . El recuerdo lo iba a acompañar para siempre. Más: sus amigos dicen que iba a ser el símbolo de su militancia. En la secundaria, en los centros barriales y en las fábricas.
"Esas muertes marcaron su destino. Le dieron un envión muy fuerte. Darío y Maxi representaban lo que a él lo llevó a militar. Su militancia no tenía retorno", contó a Clarín uno de sus mejores amigos, Patricio, aún conmovido por la noticia.
Mariano, Patricio y un numeroso grupo joven del PO se habían reunido por última vez el martes en el local del Partido Obrero en Avellaneda. "Marianito estaba a full con los despedidos del Roca y quería tomar medidas de acción directa", cuentan. Ayer, antes de recibir el balazo en el tórax que terminó con su vida, se había manifestado junto a las vías del tren.
El día anterior, Mariano había pintado una bandera con vistas a la protesta. Esa misma bandera era agitada anoche por sus compañeros en Corrientes y Callao. Se leía: "Tercerizados en lucha. Pase a planta permanente" . La bandera se alzará hoy al frente de la movilización a Plaza de Mayo.
"Esta lucha tiene que triunfar", era una de sus frases preferidas, según cuenta Leo, otro de sus amigos. Leo y Ariel lo definen como "un pibe de perfil bajo, tímido, el más politizado de nuestro grupo y también el más solidario ".
Le gustaba la literatura de no ficción (especialmente los de corte periodístico latinoamericano) y los libros que narran la historia de la revolución rusa. Lógicamente, en su biblioteca se destacaba la obra de Marx, su debilidad. Había llegado a él a través de su hermano Pablo, y ambos antes por su mamá, preceptora del colegio Simón Bolívar de Sarandí.
De ella heredó la vocación por la docencia . Había comenzado a cursar el CBC para seguir el profesorado de historia , pero no estaba muy convencido. Le costaba concentrarse en una sola actividad. Le pasó con el teatro y la música: cursó varios años y dejó sin explicar los motivos.
"Era muy analítico, todo lo pensaba antes de actuar", dice Roxana. "Era callado y organizador", sostiene Norma, 34 años mayor que él, a quien había conocido en un curso de oficios en Avellaneda. Mariano se había recibido de tornero . Luego hizo algunas changas en comedores y fábricas, en los que militó. Actualmente estaba desocupado .
Cuando se juntaba con sus amigos a contar historias, se jactaba de haber participado de "la lucha obrera en Sasetru". Tenía 19 años en el momento que integró el grupo de militantes que en 2006 enfrentó el desalojo policial en la ex fábrica. "Fue una victoria", decía.
Lo suyo no era el deporte. "En fútbol era el típico patadura. Quería jugar siempre pero nosotros le decíamos que fuera a tocar el piano", apunta Marcelo, que lo había conocido en una marcha. Marcelo, últimamente, lo iba a visitar seguido a la casa de sus padres. Mariano estaba un poco bajoneado porque se había peleado con su novia.
"Un zurdito menos"
Esta fue la frase que lanzó un integrante del grupo que ayer asesinó al joven militante del Partido Obrero Mariano Ferreyra. El fotógrafo de Clarín Gerardo Dell'Oro estaba trabajando en el lugar de los hechos cuando la escuchó con total claridad.
[Fuente: Clarin, Bs As, 21oct10]
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