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11ago03
Las Fuerzas Armadas Argentinas entre la dignidad y la deshonra.
Por Adolfo Pérez Esquivel.
Las nuevas generaciones de las FF.AA. deben mirar con preocupación los acontecimientos de un pasado reciente marcado por la tragedia de miles de desaparecidos, muertos, torturados, niños secuestrados y desaparecidos, violaciones, cárceles, "el reparto del botín de guerra", y el saqueo sin piedad de los recursos del pueblo; sumándose a esta trágica etapa la guerra de las Islas Malvinas, provocada por la irresponsabilidad de la dictadura militar, quien trató de manipular un sentimiento profundo del pueblo argentino para consolidar su frente interno que se estaba desmoronando.
Aunque no vivieron esa dolorosa época, no ignoran la resistencia y el reclamo de los organismos de derechos humanos a la Verdad y Justicia; no ignoran las grandes movilizaciones sociales, y saben que perduran las heridas no cerradas en la sociedad.
Se sienten preocupados y cuestionados por el accionar y políticas impuestas de quienes fueron los altos jefes de las tres fuerzas; reclamados por graves violaciones de los derechos humanos durante la dictadura militar que asoló al país desde 1976 a 1983.
Es necesario tener conciencia crítica para un correcto discernir entre los verdaderos valores y los anti-valores. Algunos sectores partidarios del olvido y la impunidad, opinan que existe malestar en las FF.AA.; frente a la política del gobierno en poner las cosas en el lugar que corresponde. Es saludable esa preocupación porque les permite hacer memoria y conocer la verdad y si tiende a recuperar el derecho y la dignidad perdida.
Es saludable que piensen porque del reclamo de otros países para ser juzgados a quienes violaron los derechos humanos de sus ciudadanos. Algunos ya fueron juzgados en ausencia, como en Italia y Francia, y otros en procesos judiciales, como en España, Alemania y Suecia.
Es necesario tener conciencia crítica frente a la negación de justicia en el país, a través de las leyes de impunidad, como las de Punto Final o Obediencia Debida, sancionadas durante el gobierno de Raul Alfonsín, sometido a fuertes amenazas y presión militar, como de la complicidad de legisladores y sectores cómplices que buscaron el silencio y el olvido.
Es necesario que las FF.AA., en particular los jóvenes analicen cual es la misión que deben cumplir en un país democrático. Lo que significa la "obediencia ciega" que los lleva a condicionarse a las órdenes fuera del Estado de Derecho y que arrastró a la mayoría a cometer acciones fuera de toda ley. Sometieron a la suspensión de las conciencias.
Y lo que es la "obediencia en libertad", la responsabilidad, la ética y valores que todo soldado debe tener al servicio de su pueblo. No pueden ignorar que también algunos altos oficiales y jóvenes subtenientes y tenientes se negaron someterse a la obediencia ciega, y fueron sancionados, pero nunca claudicaron a su responsabilidad y principios que debe tener todos los miembros de las FF.AA.
No pueden ignorar la resistencia social y la fuerte presión de los organismos de DD.HH. y de organizaciones internacionales humanitarias y gobiernos; que logran con gran esfuerzo llevar a juicio a las tres primeras Juntas Militares, con la condena de los altos mandos después de casi tres años de fuertes presiones; a pesar que el gobierno de Raúl Alfonsín enviara las causas al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, para que todo quede en la total impunidad.
Los mecanismos de impunidad se van fortaleciendo durante los gobiernos que se sucedieron, como el de Menem y De la Rua , quienes negaron la cooperación con la justicia de los países que reclamaban la extradición de los genocidas; y que aún hoy tratan de evitar que se abran los procesos a los responsables de graves violaciones de los DD.HH, aduciendo que es el regreso al pasado. No hay pasado sin presente, y no hay presente sin futuro.
Nadie puede ignorar que hubo guerrillas, secuestros y asesinatos, de militares y fuerzas de seguridad, y actos terroristas, que el Estado y las FF.AA. debieron combatir a través de la legalidad y la justicia y no recurrir a actos aberrantes, violando los derechos de las personas y el pueblo. Un mal no se resuelve con otro mal.
Hacia un nuevo entendimiento.
El gobierno que preside Nestor Kirchner trata de recuperar la credibilidad y los valores de las instituciones del Estado; el fortalecimiento democrático, jurídico y el derecho e igual para todos. Busca clarificar y poner en su lugar correcto el rol que cada instancia del Estado debe tener. Son signos de esperanza que el país se fortalezca en sus instituciones democráticas.
Las FF.AA. se encuentran en una encrucijada, entre el ocultamiento, la complicidad, el corporativismo y aislamiento del pueblo; la decisión y coraje de buscar la verdad y reparación del daño hecho a la sociedad y lo que es fundamental volver a sentirse parte del pueblo.
Tienen que asumir la responsabilidad de la Verdad a fin de alcanzar la Justicia y poder cerrar las heridas que duelen profundamente. Deben asumir el desafío de recuperar la dignidad como personas y como instituciones del Estado al servicio de la soberanía del pueblo; entendiendo que no hay Patria sin Pueblo, que no existe soberanía cuando el patrimonio del pueblo se ha entregado a la voracidad de los mercados y la especulación financiera; como al saqueo permanente que sufre el pueblo argentino.
Los hechos son muy claros y contundentes; ésta situación ha llevado a que más de 20 millones de argentinos viven en situación de pobreza; más de 10 millones están bajo el nivel de pobreza y se mueren cerca de cien niños por día de hambre y enfermedades evitables en un país como la Argentina potencialmente rico, pero empobrecido, por la voracidad de quienes, sin escrúpulos continúan su obra devastadora, iniciada durante la dictadura militar; como la creciente e injusta deuda externa que generaron, y el enriquecimiento ilícito de los genocidas y sus cómplices.
La deshonra de las FF.AA. es ocultar la verdad y proteger a los militares que violaron los derechos humanos y dañaron profundamente al país y a las mismas instituciones armadas, que traicionaron los valores fundamentales que les dieron origen, y transformaron a las instituciones armadas en tropas de ocupación del propio pueblo; con las graves consecuencias que todos sabemos y sufrimos.
Las nuevas generaciones que integran las fuerzas armadas no pueden cerrar los ojos y ser cómplices de las violaciones de derechos humanos y el saqueo del país impuesto por una generación de represores y cómplices que se enriquecieron y se vendieron por 30 monedas.
El gobierno tiene la voluntad política de buscar los caminos que puedan llevar a la Verdad y la Justicia con la nulidad de las leyes de impunidad como las de Punto Final y Obediencia Debida, leyes que han dañado profundamente al país. La Corte Suprema de Justicia debe tener conciencia de su responsabilidad histórica y determinar la nulidad de las leyes injustas y reparar el daño hecho al país.
Soy partidario que la justicia argentina funcione correctamente y se lleve a cabo en el país los juicios a los represores, en lugar de las extradiciones a países extranjeros.
Pero es necesario que las FF.AA. comiencen un cambio constructivo y revisen los planes de estudios y las hipótesis de conflictos, impuestos a través de la Doctrina de la Seguridad Nacional y que lamentablemente continúan vigentes.
Ha cambiado la situación internacional, pero no han cambiando los ejes que consideran al pueblo como el enemigo real o potencial. Basta ver la hipótesis de conflicto en las maniobras que vienen realizando, como Los Operativos Cabaña 2000 y 2001, y las previstas en la Provincia de Mendoza, entre otras. Bien saben que más de 80 mil militares latinoamericanos fueron adoctrinados y formados en las Escuelas de las Américas y en las Academias militares de los EE.UU., para imponer las dictaduras en todo el continente latinoamericano. Debieran reflexionar si ese es el camino que deben seguir o romper ese mecanismo perverso y trabajar en nuevas alternativas de seguridad, defensa nacional, regional y hemisférica.
Existen muchas asignaturas pendientes con el pueblo, la memoria, la recuperación del derecho de Verdad y Justicia. Es necesario escuchar el clamor profundo que surge de las entrañas del pueblo, reclamando sus derechos a una vida digna y a la libertad.
Tengo la esperanza que llegará el momento que volveremos a recuperar el respeto que nos debemos unos a otros y la posibilidad de compartir la misma mesa de la fraternidad.
[Fuente: Serpaj Secretaría Nobel vía Asamblea por los Derechos Humanos, Buenos Aires, 11ago03]
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