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19ago07
Sólo 4 de 10 chicos pobres termina la secundaria
Condiciones adversas los llevan a alejarse de la escuela antes de recibir el título secundario. Esta ausencia no sólo pondrá un límite a sus sueños de obtener un trabajo digno, sino que reforzará su realidad de carencias y desesperanza. Son las historias de jóvenes mendocinos que crecieron en ambientes de pobreza, donde seis de cada diez no logra egresar del nivel medio.
Estos fracasos personales muestran que la escuela como factor de movilidad social, en muchos casos, es sólo un desafío. El 40 por ciento de los mendocinos de entre 18 y 25 años no completó sus estudios secundarios. Pero la situación se agrava en los sectores de bajos recursos económicos. Sólo el 39 por ciento de quienes viven en la pobreza concluye la educación media, mientras que entre los no pobres el porcentaje sube al 65 por ciento.
Los datos surgen de un estudio realizado por Idesa (Instituto de Desarrollo Social Argentino) en base a los datos de la Encuesta Permanente de Hogares, que pertenecen al segundo semestre de 2006. “Con este déficit en la formación, estas nuevas generaciones tienen pocas chances de obtener un empleo o lo conseguirán en negro. Si el sistema educativo no interviene, este fenómeno sólo contribuirá a reproducir la pobreza”, sostiene Jorge Colina, investigador jefe del Idesa.
En Mendoza, los mayores niveles de abandono escolar se registran en 8vo y 9no año. Ingresan con dificultades al nivel medio y, si no le ‘tienden puentes’, terminan por caer del sistema. Pese a ello, la realidad local es algo más optimista que el promedio nacional. En el país, dos de cada tres jóvenes pobres no completó la secundaria, mientras que en los sectores más favorecidos sólo el 27 por ciento abandonó.
“No logramos captar el interés de los chicos y la familia no colabora. Estamos muy solos, hemos perdido autoridad y motivación para enseñar”, Beatriz confiesa su desánimo, aunque todos los días se propone “dejar huellas” en sus alumnos de la escuela urbano marginal de Godoy Cruz donde trabaja hace años.
Juan Carlos Nieva, especialista en Educación, señaló que las poblaciones afectadas por la pobreza estructural ingresaron al sistema educativo cuando se universalizó la enseñanza. “Si bien esto es positivo, colaboró con la fragmentación del sistema, lo reconfiguró. No hay que perder de vista las políticas de igualdad, pero el contexto actual requiere políticas compensatorias persistentes, integrales y con evaluación que busquen la equidad”, detalló.
Entornos familiares adversos; carencias de recursos, libros y materiales; una oferta escolar que no convence... Los especialistas arrojan muchas causas para explicar esta brecha de acceso, sin embargo el eje del problema es cultural. Un sondeo de 2006 sobre las razones del ausentismo en escuelas en riesgo mostró que el trabajo infantil tenía baja incidencia frente a la desidia de los padres. Los niños se quedaban en casa cuidando a los hermanos, por ejemplo.
“Perciben que la escuela no les sirve para la vida”, resume Pablo Ordóñez, docente y promotor de la Asociación Emprender. El CENS del barrio San Martín donde trabaja abrió grandes canales de participación a la comunidad y con ello bajó la conflictividad y los niveles de deserción. “La currícula oficial no siempre responde a las expectativas de los jóvenes y adultos. Si quien se fue debe cursar 3 años de CENS y 3 de capacitación para salir con un título, difícilmente vuelva”, destacó.
“Volver a la escuela”, “Todos a estudiar”, el seguimiento por la Cédula escolar son programas oficiales que trabajan para la inclusión. Si bien señaló los resultados positivos de estas becas, Silvia Rivas -responsable del Programa Integral de Igualdad Educativa- mencionó que a veces trabajan con uniones vecinales o haciendo sondeos ‘de hormiga’ para detectar a los chicos que no están en la escuela.
[Fuente: Los Andes, Mendoza, Arg, 19ago07]
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