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27oct02
Entrevista con Susana Loureiro, profesora de religión a la que el Obispado de Tui-Vigo rescindió su contrato laboral por separarse de su marido.
"Ahora quiero llegar hasta el final"
La maestra no pensó que la despidieran por asuntos privados y creía que pesaría más su calidad profesional y humana a la hora de renovar su contrato.
Susana Loureiro, profesora de Religión en los últimos siete años en el colegio público Coutada-Beade, todavía no ha asimilado que el Obispado de Tui-Vigo prescindiera de ella este curso y la dejara en la calle tras su separación matrimonial. La maestra es como un libro abierto y cuenta su vida con la mayor naturalidad, algo que, a su juicio, debería permanecer al margen de la situación laboral. Sin embargo, los hechos que se ha visto obligada a afrontar demuestran que no ha sido así. Esa misma naturalidad es la que la llevó en su momento hasta el vicario para ponerle al día de su separación.
-¿Por qué dio ese paso?
-Porque no me sentía bien ocultando la situación; prefiero ir con la verdad por delante y asumir mi parte de responsabilidad.-¿En algún momento sospechó lo que se le venía encima, que perdería el puesto de trabajo?
-Confiaba en la calidad humana de las personas que me habían nombrado y pensaba que lo entenderían. Creía que pesaría más mi calidad profesional y humana, porque nunca tuve problemas en los centros en los que trabajé.-¿Nunca estuvo en la cuerda floja?
-Salvo en los cuatro primeros años de trabajo, que no existía contrato, y al empezar el curso, que nos pagaban los primeros meses con retraso. Entonces, todavía dependíamos del Ministerio de Educación y Ciencia. Pero nunca me dijeron nada de prescindir de mí a la hora de los nombramientos de cada año.-¿Qué ha significado para usted el apoyo que le han demostrado los compañeros de trabajo y los propios alumnos?
-Me sorprendió y me ayudó mucho. No pensé que lo fueran a hacer patente. Tuve ayuda de mi familia y amigos, y de los compañeros, que lo hicieron hasta el final. Algunos me animaron a darlo a conocer para que la sociedad sepa lo que pasa en el siglo XXI.-¿Por qué ha tardado en hacerlo público?
-Emocionalmente te quedas muy mal, con una capacidad de reacción nula. De repente me quedé en la calle y estaba muy preocupada, sin trabajo y con la niña de tres años a mi cargo. Es una situación que no se la deseo a nadie. Por otro lado, está el coste económico.-¿Ahora que ha dado el paso, hasta dónde llegará ?
-Quiero llegar hasta el final, una vez que se ha sabido y si consigo ayuda.-¿Cómo cree usted que se solucionarían este tipo de situaciones que se están registrando en España con los profesores de Religión?
-El Obispado debería especificar más las conductas para saber a qué atenerse y tratar a todos por igual. No puede existir tanta ambigüedad.-Los profesores del colegio sospechan que el Obispado recibió las mismas presiones que ellos y que el acoso de determinadas personas empeñadas en hacerle daño dio sus frutos. ¿A qué presiones se refieren?
-No puedo entrar en esos temas porque son cuestiones muy personales, aunque toda la gente llegada a mí sabe perfectamente de qué estoy hablando.-Fuentes del Obispado insinuaron ayer que hay otras razones para prescindir de usted, además de la separación, aunque siempre de tipo personal.
-Todo gira en torno a lo mismo. Es mi vida privada y no tengo por qué mezclarla con la profesional. Espero que los demás sepan distinguir una y otra. En este caso se trata de un puesto de trabajo que he perdido y con el que cumplí en todo momento.Fuente: María Jesús Fuente (Vigo, para La Voz de Galicia (Religión / Educación) - 27oct02.
Este documento ha sido publicado el 05nov02 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights